Me mira con la misma sensatez que el tiempo
y con los ojos tristes
mi viejo perro quiere decirme adios
sin la violencia del olvido.
Permanece en silencio y cuando me voy de casa
sus ojos se distancian del tiempo
y se hacen vida con las lagrimas de su olvido.
Se me lleva en silencio. Se me arrastra
a los días felices en que ambos
veíamos la vida
como un eterno juego entre los días.
Su presencia me presencia
a todos los seres con los que ambos convivimos
y que ya muchos se nos quedaron a mitad de camino.
El lo sabe. Lo intuye. Lo refrenda
en su pequeña memoria
y asume la nostalgia
de los tiempos huidos para seimpre.
Mi viejo perro, como yo,
se abandona a la deseperanza
de los atardeceres.
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MI VIEJO PERRO
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